
Los resultados de esta investigación internacional, recién publicados en la prestigiosa revista ‘Nature’, serán “fundamentales para desarrollar estrategias y políticas de protección del suelo”
La prestigiosa revista ‘Nature’ acaba de publicar un estudio realizado por
investigadores pertenecientes a más de 20 institucionales internacionales, entre
los que se incluyen científicos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del
Segura (CEBAS-CSIC), en el que se ha logrado identificar los ‘puntos calientes’
de la biodiversidad en suelos de todo el planeta. Se trata de la primera estimación
global de ‘puntos calientes’ para la conservación de la naturaleza del suelo que
se encuentran en los trópicos, América del Norte, el norte de Europa y Asia.
Los autores que lideran esta investigación, Carlos Guerra, del German Centre
for Integrative Biodiversity Research (iDIV) de Alemania, y Manuel Delgado-
Baquerizo, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS-CSIC) de
Sevilla, destacan que los resultados serán “fundamentales para desarrollar
estrategias y políticas de protección del suelo que estén correctamente alineadas
con los objetivos de la Agenda 2030”.
Más de 600 muestras y 10.000 observaciones
En concreto, en el estudio se han analizado más de 10.000 observaciones de
biodiversidad (invertebrados, hongos, protistas, bacterias y arqueas) y de
indicadores de servicios ecosistémicos en 615 muestras de suelo de todos los
continentes.
Los trópicos, América del Norte, el norte de Europa y Asia son las regiones donde
se han identificado los ‘puntos calientes’ de los ecosistemas que deberían tener
la máxima prioridad para la conservación de la naturaleza del suelo. Los
investigadores compararon estos puntos críticos prioritarios con las áreas que ya
están protegidas y descubrieron que la mitad de ellos no están actualmente bajo
ninguna forma de conservación de la naturaleza.
“Las zonas protegidas se han diseñado para proteger plantas, aves o mamíferos.
Sin embargo, no tenemos claro si estas zonas protegidas son eficientes a la hora
de conservar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de nuestros suelos.
Nuestro estudio sugiere que no estamos protegiendo de forma eficiente los
‘puntos calientes’ de conservación de suelo a escala global. Cuando se diseñan
zonas protegidas, es necesario considerar de forma explícita los suelos, su
biodiversidad y sus servicios que nos proporcionan, de forma que protejamos su
capacidad de secuestro de carbono y la biodiversidad de los mismos”, manifiesta
Manuel Delgado-Baquerizo.
Felipe Bastida y José Luis Moreno, investigadores del CEBAS-CSIC y coautores
del estudio, señalan que “factores como el pH del suelo son fundamentales para
la diversidad microbiana, mientras que otros factores como el contenido en C
orgánico son determinantes en la diversidad de protistas e invertebrados”.
“Los suelos no son solo ese sustrato que pisamos a diario, casi sin darnos cuenta
-detalla Bastida-. El suelo es un santuario de vida, de una ingente biodiversidad
de organismos que llevan a cabo funciones de vital importancia para nuestra
existencia y la de las próximas generaciones. En el suelo transcurren multitud de
procesos en gran parte mediados por los organismos (bacterias, hongos,
protistas, invertebrados); y esos procesos constituyen las llamadas funciones
ecosistémicas, tales como la fertilidad del suelo, descomposición y secuestro de
la materia orgánica, regulación del clima global, regulación de los flujos de agua,
descontaminación… Por ello, la fertilidad de nuestros campos o el propio clima
global dependen en gran medida de la biodiversidad de organismos que habitan
en el suelo”.
Solo un 10% están protegidos en la actualidad
Definir áreas de protección del suelo, basadas en su biodiversidad y funciones,
es crítico a la hora de proteger el planeta de futuros impactos del cambio
climático y global (agricultura, deforestación, incendios, etc.). Según los
investigadores del CEBAS, “llama poderosamente la atención que solo el 10%
de las áreas identificadas como ‘puntos calientes’ de biodiversidad del suelo se
encuentran totalmente protegidas en la actualidad. Esta carencia pone de relieve
la vulnerabilidad del recurso ante factores como el cambio climático o los
cambios de uso que, sin duda, afectan a su biodiversidad”.
Dada esta desprotección, los autores desarrollaron modelos matemáticos para
predecir cambios en la biodiversidad, función y ‘puntos calientes’ hasta el año
2070, y lo hicieron en función de los diferentes escenarios climáticos y socio-
económicos predichos por la UE. El estudio concluye que este listado de ‘puntos
calientes’ de biodiversidad del suelo va a cambiar en las próximas décadas a
consecuencia del cambio climático y las modificaciones en el uso del suelo. En
palabras de Bastida, “los resultados subrayan la necesidad de proteger de
inmediato estos ‘puntos calientes’ de biodiversidad, así como los que surgirán a
consecuencia del propio cambio global”.
En definitiva, según subraya Delgado-Baquerizo, “los valores ecológicos del
suelo suelen pasarse por alto en las decisiones políticas y de gestión de la
conservación de la naturaleza. Este estudio demuestra dónde son más
necesarios los esfuerzos para protegerlos”.